jueves, 29 de julio de 2010

Día 12: Un dia de sol en Praga

29/07, día 12 del viaje: Hemos pasado la noche en el tren. El trayecto ha sido muy cómodo y el tren prácticamente ni se movía, pero en cada estación en la que nos hemos detenido el frenazo ha sido brusco y nos ha despertado. Como hemos parado en ocho o nueve estaciones durante la noche el resultado es que hemos dormido poco y mal. En total habremos dormido unas tres horas, así que al llegar a Praga por la mañana nos encontrábamos bastante cansados. En fin, cosas de los trenes nocturnos...

Nada más bajar de la estación nos dirigimos a las ventanillas de información. La estación de Praga es parecida a la de Alicante en la zona de andenes, pero lo que es la zona de tiendas y venta de billetes no se parece en nada y sólo tiene una definición posible: caos. Es una estación organizada de forma extraña, con varias alturas de tiendas accesibles mediante escaleras mecánicas o ascensores, con dos pasillos de acceso desde los andenes que no se comunican entre sí... es muy rara.

En información nos dicen que debemos ir a la zona de venta de billetes internacionales. Cuando por fin lo encontramos y le explicamos el tema a una señorita en inglés, nos contesta que los billetes del SNCF ella no puede tocarlos, así que si queremos billete a Zurich para hoy tendremos que comprarlo de nuevo. En fin, menos mal que "sólo" son 40 euros… Cuando le decimos que sí nos responde con un "completo" que casi nos hace desesperar... Menos mal que se había equivocado y finalmente había plazas. De todas formas esta señorita tiene las mismas ganas de trabajar que los españoles: cero. Como se nota que nos vamos acercando a España...

Cuando vamos a dejar las maletas en consigna nos damos cuenta de un nuevo problema que no habíamos previsto: en la república checa no hay euros, sino que usan coronas checas. Hale, a buscar un Kantor… ¡ah, no! Que son las siete de la mañana y están cerrados... Vale, ¿ahora qué hacemos? Pues sacar dinero con la tarjeta en el único cajero de la estación que tiene una cola de quince personas que están en nuestra misma situación.

Mientras esperamos se me ocurre preguntarle a un policía de la estación a cuánto está aproximadamente el cambio EUR-CZK para hacernos una idea de la cantidad de dinero a sacar y no pasarnos ni quedarnos cortos. Un euro son aproximadamente 25 CZK, así que sacamos dos mil coronas (unos 80 euros) para pasar el día. Empezamos a llevar ya un buen cacao mental con esto de los cambios, sobre todo Susana (yo al menos estoy acostumbrado a manejar cambios de divisa en la oficina y eso ayuda…). Pues aquí no acaba la cosa, que en Zurich (Suiza) tendremos la misma película con los francos suizos. Como mola esto de Europa...

Dejamos al fin las maletas en consigna (60 CZK por dejarlas 24 horas) y nos disponemos a ver Praga, que no tenemos el tren a Zurich hasta las 18:30. Damos un paseo viendo varios monumentos preciosos, pero nos gustaría entender qué es cada cosa, así que nos ponemos a buscar una oficina de información turística. Vamos paseando hasta una plaza y decidimos sentarnos a tomar un café (por cierto, malísimo) e ir al baño. Mientras voy yo, Susana encuentra a un grupo de españoles que llevan unos mapas que les han dado en el albergue y le regalan uno. ¡Ya tenemos algo! Con este mapa en la mano nos hemos recorrido todo el casco antiguo de Praga...

El casco antiguo tiene un montón de edificios preciosos. Nos llama la atención que, a diferencia de Polonia, aquí no hay casi iglesias. Son más numerosos los monumentos tipo arcos triunfales, obeliscos, torres con relojes o sin ellos… pero iglesias o basílicas pocas.

En un punto del recorrido entramos en el barrio judío. Hay varias sinagogas y un cementerio judío bastante antiguo en un área relativamente reducida, así que sacamos una entrada única y podemos visitarlos todos. Lo primero que visitamos es una sinagoga. En ella podemos ver documentos antiquísimos en los que primero se les concede una serie de derechos a los judíos de Praga (en el siglo XVI) para luego expulsarlos en otro documento del siglo XVIII. También aparecen varios documentos antisemitas con dibujos en contra de los judíos pintándolos en aquelarres con el demonio y cosas así... En fin, que les han dado por todos los lados, por no mencionar ya el holocausto nazi.

De esta sinagoga pasamos a otro edificio del barrio judío que nos va a dar acceso al cementerio. Este edificio nos pone mal cuerpo: tiene varias salas de unos 15-20 m2 cada una cuyas paredes están totalmente escritas, de techo a suelo, con letra tamaño 16. Al fijarnos en lo que pone, son los nombres de 80.000 judíos muertos durante el exterminio de la segunda guerra mundial en los diferentes campos de concentración. Una cosa es leer el número, ya de por sí terrorífico. Otra muy distinta es ver escritos los nombres, apellidos, fecha de nacimiento y de defunción de todos ellos y comprobar la enorme extensión de paredes que se puede recubrir con ellos. Es verdaderamente espeluznante y a los dos se nos pone un nudo en la boca del estómago. Hay que conocer la historia para no repetirla, pero esto nos supone un impacto emocional que no deseamos ahora, así que salimos rápido de este edificio.

El acceso al cementerio judío está justo a la salida. Hay que "alquilar" por 5 CZK unos kipas (sombreritos típicos judíos) para acceder al cementerio. Es un cementerio muy antiguo (la primera lápida data de 1.451 y se dejó de enterrar aquí a finales del siglo XVIII), por lo que está verdaderamente abarrotado de tumbas, todas ellas con inscripciones en hebreo. Hay un recorrido fijado y lo recorremos con calma. Es una pena porque hay zonas que estaría bien poder ver y están cerradas al público, pero en general está curioso de ver. Al final a Susana le entra "mal rollo" y nos salimos rápido de allí. Vemos un par de edificios más con temas diversos relacionados con el pueblo judío y cuando nos cansamos salimos del barrio para seguir nuestra visita.

Nos dirigimos ahora a la zona del río. El paseo por la vereda del río es muy bonito y las vistas de los puentes y los edificios en la ribera contraria son preciosas, así que nos sentamos en un banquito a descansar un rato y disfrutar de las vistas. Merece la pena. Hay también una exposición de fotografía de naturaleza muy bonita. Son fotos en tamaño 100x70 más o menos y todas ellas son del "Wildlife Photographer of the Year". Son una maravilla. Hay muchas fotos de España y muchas también hechas por españoles. ¡Ole nuestro orgullo patrio! Lástima que no haya ninguna de Jose B. Ruiz, que si no me hacía una foto al lado y se la mandaba como recuerdo.

Andando por la vereda del río llegamos a un puente precioso que tiene dos torres en los extremos y es totalmente peatonal, así que cruzamos por aquí disfrutando del paisaje y cuando llegamos a la otra orilla encontramos una oficina de información y turismo al fin. Les explicamos lo que hemos visto hasta ahora y el tiempo de que disponemos y nos comentan que lo único importante que nos queda por ver es el castillo, así que tomamos fuerzas y nos ponemos a subir las cuestas que dirigen a él. ¡En mala hora! Casi una hora y media de ascensión para al final ni siquiera encontrar el castillo, pues estábamos todo el rato siguiendo un cartel indicador que finalmente llevaba a un monasterio que también se ubica en esta colina... Eso sí, aquí arriba hemos comido en un restaurante que hay al lado del monasterio y que tiene una vista panorámica de todo Praga verdaderamente asombrosa.

Estamos ya cansados de andar y además empieza a llover (¡con el día tan lindo que había hecho!), así que volvemos a la estación en taxi. Recogemos las maletas de consigna y nos vamos a la sala de espera para pasajeros de primera clase, que tiene acceso a internet a esperar nuestro tren y mientras tanto publicar las historias de ayer y de hoy.

Hay muchos trenes con retraso, casi todos ellos de la zona de Polonia y Alemania. Parece que hay una tormenta bastante grande que está afectando al tráfico ferroviario proveniente de estas zonas. Esperemos que no nos toque a nosotros y lleguemos en un tiempo razonable a Zurich.

Mañana, si todo va bien, llegaremos a Zurich por la mañana e intentaremos cambiar los billetes a Barcelona para salir esa misma noche. Si no, buscaremos combinaciones para llegar hasta Francia e ir bajando a la frontera poco a poco...

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