martes, 20 de julio de 2010

Día 1: Mi reino por dos billetes a Paris

18/07, día 1 del viaje. Necesitamos llegar a París cuanto antes para poder coger ahí los enlaces con Colonia (Koln) y Berlín y así viajar a Gdansk en tren en un plazo razonable. Solo hay un ligeeero problemilla sin importancia: es verano, domingo y no llevamos reserva. No apto para corazones débiles

La mañana ya prometía ser interesante porque en Renfe Alicante nos dijeron el día anterior que no había posibilidad de llegar a Cerbere (que es el primer pueblo después de la frontera del que sale un tren nocturno a París). Ñeeec!!! Error. A las 9:15 salimos con el Euromed a Barcelona y tras un buen viaje (que se hace cortísimo cuando tus expectativas son de estar más de 48 horas en un tren... casi parece un paseo) llegamos a la capital a las 14:05. Corriendo a taquillas a intentar coger los billetes para el regional a Cerbere y por otro lado intentar reservar billetes Cerbere-París. Mientras Susana compra los billetes a Cerbere yo me voy a información a preguntar por la compra de los billetes a París. Un señor con cara de ajo y actitud de alimentarse únicamente de ellos me contesta con un seco "no se puede". "¿Cómo dice?", le contesto yo perplejo. "No se puede. El billete internacional hay que comprarlo en la estación de origen".

Aun flipando por el shock me alejo dándole las gracias por la información y se me ocurre la feliz idea de llamar al teléfono de Renfe información internacional. Una seńorita me atiende y me explica amablemente que en la estación de Barcelona donde estamos hay una ventanilla de venta de billetes internacionales. Por segunda vez pienso ¡¡¡ñeeeec!!!. Pues vaya una ayuda el señor de información…

A estas alturas, Susana ya ha comprado los billetes a Cerbere. Nos quedan 45 min. para que salga el tren, así que no podemos demorarnos mucho. Buscamos la ventanilla de internacional, se me cuelan dos árabes "by the face" delante y cuando les digo que tenemos prisa responden con un "nosotros también" y una sonrisa socarrona. Ahora entiendo un poco más a George W. Bush. En fin, pasando, esperamos turno y preguntamos por los billetes. Y ahí empieza lo bueno. La frase fatídica: "Todo completo"

Con la vana esperanza de que el SNCF (la Renfe francesa, vaya) se haya reservado billetes para venderlos ellos in situ, nos cogemos el tren a Cerbere. Un tren verdaderamente infame, de la época de Franco o poco más, sin aire acondicionado (o al menos no se notaba) y que paraba en estaciones que no aparecen ni en un mapa escala 1:25000... Dos horas y tres cuartos de suplicio con parada en la estación de valdemorillo de abajo cada cinco minutos. Para flipar.

Al fin llegamos a la dichosa población de Cerbere. Para bajar del tren un escalón de casi un metro (sin exagerar) y un mogollón de peña que iba a lo mismo que nosotros, casi a la carrera, a ver si pillaban un billete a París. Con la lengua fuera y tras enseñar el DNI a unos simpáticos gendarmes llegamos a la ventanilla de venta de tickets. Cinco o seis personas delante y unas veinte o veinticinco detrás. ¡¡Prueba superada!! Por suerte, los franceses son bastante más organizados que nosotros y enseguida había una cola perfectamente formada y un tipo del SNCF explicando amablemente que no había billetes a París. A todo el mundo le estaban diciendo que probaran suerte en Perpignan o en Montpellier, pero al comentarle nosotros que teníamos Interrail nos dijo en voz bajita que corriéramos a coger el tren que salía ya mismo hacia Narbonne que allí teníamos más posibilidades de conseguir billete a París. "¿Sin comprar billete?" Si. Sin comprar billete. "Si os preguntan, enseñad el del interrail, que no pasa nada...", nos dijo el simpático chaval con aspecto de Spirou. Pues hale, otra vez a correr...

El tren a Narbonne en cambio es una maravilla. Es casi un Euromed. Y cuando por fin llegamos a nuestro destino la gente de la venta de tickets es encantadora y nos lo explica todo de manera clara, concisa y muy correcta (vamos, como los de Renfe...). ¿El resultado? En el tren nocturno no hay plazas, PEEEERO... Hay un tren que sale a las 5:30 de Montpellier y llega a las 9:30 a París (sí, sí, a toda ostia…) y un tren que sale a las 4:00 de Narbonne y llega a Montpellier a las 5:00. ¡¡¡HAY PLAZAS!!! Así que aquí acabamos el día, haciendo noche en un hotelito enfrente de la estación y dando un paseo por Narbonne, que nos lo merecemos, ¿no creéis?

Mañana: Narbonne – Montpellier – París – Colonia – Berlín... o al menos eso esperamos.

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