domingo, 25 de julio de 2010

Día 8: Un par de groszys a la hucha...

25/07, día 8 del viaje. Hoy nos hemos levantado animados. Estamos todos mucho mejor del estómago (no cenar ayer fue un verdadero acierto) y queremos seguir viendo Gdansk. Hemos desistido ya de la idea de ir a Malbork, otra vez será, así que tenemos todo el día para ir con calma. Mejor, porque estos días estamos llevando demasiado ritmo y aún nos queda tute en Varsovia y Cracovia.

El día ha amanecido hoy igual de gris que ayer pero con una diferencia sustancial: no llueve, pero hace un frío del carajo. Sí, nada de fresco. Frío.

Esaú y Anka se han traído ropa de entretiempo (vaqueros largos y chaqueta), pero nosotros, calurosos por naturaleza, hemos venido con manguita corta y pantalones por las rodillas. Con el día que ha salido como no nos compremos ropa vamos a pasarlo mal, así que decidimos tomar algo para desayunar y después acercarnos al mercado de los bajos de la estación a ver qué cazamos.

El desayuno es curioso: un poco de pan con queso y ajo (aquí es difícil encontrar una tostada con aceite, así que esto es lo más parecido que hemos visto) y un zumo. No tienen manzanilla en casi ningún lado, así que Susana y yo hemos pedido un zumo de plátano. ¡No me lo puedo creer! Estos días atrás que hacía un calor de morirse nos ponían toda la bebida del tiempo y sin hielo y hoy que hace un frío que pela nos cascan un zumo frío y con hielo... El mundo al revés.

Nos llama la atención que son las 9:30 de la mañana y ya hay gente en el bar tomándose piwos de medio litro. ¡Joder con los polacos! Nuestro famoso carajillo matutino parece un juego de niños a su lado.

Después de desayunar nos vamos a ver si encontramos ropa. Susana va con pantalón largo y dice que con ponerse encima otra blusa de manga corta va bien, pero yo estoy congelándome por momentos, así que necesito comprar algo con urgencia. Localizamos una tienda como las del mercadillo que tiene ropa barata. Anka pregunta si tienen algo de mi talla y… ¡milagro! Tienen una especie de pantalón de chándal de algodón que además es en negro y no es demasiado hortera (aunque os puedo asegurar que a estas alturas me da igual: yo lo que quiero es sobrevivir a la congelación en primer grado...). Me lo pruebo y me está bien. Ya no me lo quito (de hecho me lo voy a dejar todo el día encima del pantalón corto, que como dicen en valencia "tota pedra fa pared"). Me pruebo también una sudadera de algodón "mas o menos" a juego y también me vale. Al saco. Por último me compro unos calcetines de deporte de algodón. Esto ya sí que es súpermegahortera: calcetines negros con unas sandalias de tiras tipo guiri. Me da igual. A tomar por saco. Ande yo caliente...

Salimos del centro comercial con la sensación de que ahora ya podemos seguir la visita a Gdansk sin miedo a caer malos. Vamos un momento al hotel, Susana se pone otra camiseta encima de la que lleva y listo.

Lo primero que vamos a ver hoy es una casa del casco antiguo que está decorada al estilo burgués del siglo XIX. Una vez más Esaú y yo sacamos nuestros carnés de la universidad y nos hacen un descuento de estudiantes del 50% aproximadamente. Esto es un chollo. La próxima vez que vayamos a viajar a un país como este me pienso hacer pases de universitarios para todos los que vayamos... Una buena impresora, un texto en español que ponga por algún lado "University Student" por aquello de que no quede dudas y un buen plastificado. Seguro que nos ahorramos pasta, jejeje

La casa estilo burgués está muy chula. Tienen mobiliario del siglo XVIII y está expuesta toda la cubertería de plata de los dueños de la casa, con sus iniciales grabadas y todo. Una pasada. La atracción principal es un azucarero de plata que es una verdadera obra de arte de la orfebrería. Merece la pena aflojar unos zloty por visitarla...

Susana ha empezado hoy con sus días de mujer mensuales, así que está algo dolorida y no tiene muchas ganas de estar de pie, la pobre. En la casa hemos tenido que buscar una silla para sentarse un rato y que se le pasara el dolor. Creo que va a ser la tónica general de la mañana, pero no quiere que dejemos la visita, así que iremos observando cómo evoluciona.

De la casa nos vamos a un museo que hay unos metros más adelante. Aquí tienen una escalera de caracol hecha en madera que es para estar todo el día mirándola. También tienen una habitación con el techo totalmente decorado en plan barroco. Está genial. Aquí Susana se ha quedado prácticamente desde el principio de la visita sentada en una silla. Una de las vigilantes del museo se le ha acercado a decirle que esa era su silla, pero Susana ha aplicado hábilmente el truco de hacerse la embarazada y ha colado. No la han molestado más.

Estando así las cosas, prefiero que Esaú y Anka sigan su visita al museo y salir Susana y yo a tomar el aire, sentarnos en algún lado y tomarse un comprimido de paracetamol, a ver si así se le pasa un poco el dolor. Dicho y hecho. Aprovechamos para comprar unas postales y hacer unas compras en una tienda frente al museo. Por cierto, que aquí la gente es muy extrovertida y hospitalaria e intentan hacerse entender como sea. En cuanto ven que eres español (y mira que se nos nota rápido, ¿eh?) intentan chapurrear un poco de nuestro idioma o sueltan alguna gracia. Concretamente el de la tienda tenía una mini banderita de España en la pared y nos decía "¡campeones, campeones!" sonriéndonos sin parar. Es lo que tiene haber ganado el mundial...

Cuando salen nuestros amigos nos vamos juntos a la catedral de Gdansk. Es inmensa, aunque da la sensación de estar vacía y no sabemos por qué. En un rato lo entendemos: todo está pintado de blanco. Es decir, donde en su momento hubo pinturas, frescos, obras de arte… ahora sólo hay pintura blanca. Esta catedral ha vivido momentos de esplendor, pero hoy por hoy solo su tamaño descomunal da muestras de la grandeza pasada. Por lo demás, no dice gran cosa. Una pena.

Salimos de la catedral y Esaú y Anka ya están cansados de andar y ver cosas, así que decidimos ir a comer al sitio que nos dijo ayer Ewa: un bar de comida casera en plena calle principal del casco antiguo. De camino al bar nos encontramos con una señora vendiendo en un puesto callejero. No vemos lo que está vendiendo porque está de espaldas a nosotros, pero nos llama la atención otra cosa: tiene la camiseta un poco subida y los pantalones bastante caídos, por lo que se le ve perfectamente la "hucha". Je je je... Nos miramos los cuatro con sonrisa picarona y decidimos hacer una foto para recordar el evento. Primero saco una panorámica de la zona para que no sea muy descarado pero unos instantes después se ponen en la foto Esaú y Anka unidos de la mano y levantan los brazos formando una especie de "arco de triunfo" con nuestra amiga de la hucha en medio. Saco la foto precipitadamente (no sea cosa que nos pille la susodicha) y de repente un montón de gente que hay detrás nuestro se percatan de lo que está ocurriendo y empiezan a reírse a carcajada limpia. Los españoles somos así :)

Cuando encontramos el bar, cogemos sitio en la planta de arriba y me quedo yo con las cosas mientras Susana, Esaú y Anka van a por la comida. En unos minutos suben con bandejas en las que puedo ver sopa polaca y un plato con pollo empanado, patata y algo de verdura cocida y, en el caso de Susana, algo de arroz. Todo tiene un aspecto estupendo y huele muy bien. Comida sana y natural para el estómago. Cuando pregunto por el precio no salgo de mi asombro: la sopa, el plato de pollo y una coca cola de 50cl ha salido por 20 zloty... ¡¡5 euros!! Me encanta este país.

Al terminar de comer tenemos dudas sobre si ir a tomar un te y luego ir al hotel o si directamente ir a descansar. Optamos por esto último y nos damos el gustazo de descansar desde las 15:30 hasta las 18:30 que hemos quedado en el hall. Merece la pena parar un poco, ¿no?

Tras la siesta y con energías renovadas nos disponemos a ir al sitio en el que habíamos estado la noche antes con César y Ewa tomando un té. En ese momento no pudimos hacerlo porque estábamos malos del estómago, pero César se comió delante nuestro una tarta de manzana caliente con canela, nata montada y helado de vainilla que nos dejó a todos con ganas de probarlo, así que hoy no perdonamos. Anka nos comenta que aquí es muy típico y lo preparan estupendamente. El plato se llama "Szarlotka" y puede prepararse sólo o con helado ("Szarlotka z lodami").

Al llegar al sitio nos sentamos, pedimos la carta y cuando decidimos lo que queremos nos dice la camarera que no les quedan tartas. Mierda. Decidimos que realmente hemos venido hasta aquí a por tartas, no por el sitio en sí mismo, así que nos levantamos y buscamos otro sitio donde sirvan la tarta de manzana dichosa. Encontramos otro y aquí les queda una ración. Suficiente para probarla. Pedimos la Szarlotka y también unos bizcochos de chocolate con frambuesa y nata ("Bambo") y unas tazas de chocolate (Susana y yo de chocolate blanco con canela y Esaú y Anka de chocolate negro con vainilla y nata). Está todo riquísimo y lo hemos comido con ganas, así que no creo que nos siente mal...

Nos levantamos y vamos paseando por las calles de estos días hasta llegar a la vereda del río. Esta vez nos vamos paseando ribera abajo. Es un paseo verdaderamente agradable. Hay mucha gente por la calle pero no agobia pues no hay aglomeraciones.
A mitad del camino encontramos un punto de interés del mapa de Gdansk. Se trata de un puente grúa que servía para izar los mástiles de los barcos. En su interior se ubica una rueda de madera enorme que sirve para elevar los mástiles. En la actualidad está mecanizada y activa, pero en sus orígenes se movía mediante la fuerza humana. Vaya tela.

En el río hay un barco bastante grande varado que luego nos enteramos que es el museo marítimo de Gdansk. Un poco más adelante hay dos barcos veleros que están reconvertidos en bares. Ambos tienen música en directo y es un ambiente muy ameno. ¡Qué lástima haberlo descubierto el último día! Podríamos haber venido aquí alguna noche a tomar una copa o a cenar. La próxima vez seguro que cae.

Al final del paseo compramos unos paquetes de galletas (por si mañana no hay nada abierto antes de coger el tren y no podemos desayunar) y nos encaminamos hacia el hotel. Curiosamente este paseo en lugar de alejarnos nos ha ido acercando al hotel, así que no hay que desandar el camino. Hoy queremos acostarnos pronto, porque mañana el tren hacia Varsovia sale a las 8:15 y hay que levantarse pronto para ir tranquilos, así que… ¡a dormir!

Mañana: visita a la oficina de representación de la CAM en Varsovia (que la directora, Aneta, se ha portado muy bien con nosotros y nos ha proporcionado bastante información sobre las rutas que pensábamos hacer antes de venir aquí) y un tour turístico por Varsovia algo fugaz.

1 comentario:

  1. Quiero la foto de la hucha!!! ;-D
    Por cierto el verano que viene nos vamos con vosotros de viaje, pero así, improvisado..... jajajaja

    ResponderEliminar